Ensayo a horas de un «Nunca»

Te suelto para siempre

Para siempre y para nunca

Para nunca más sentirte

Más sentirte más dolor

Más dolor más vacío

Más vacío el Corazón

Te suelto para nunca

Para nunca más amarte

Mas amarte me enseño

Me enseño la realidad

La realidad de vivir

De vivir ajeno a mi ideal

Te suelto y me voy, caminando solo a ningún lado. No paso una hora todavía desde que en el medio de la avenida llena de luces que no frenaban por ninguna razón, vos me dijiste “no” pero no me dijiste solo eso, me dijiste también “nunca” Me invadió un desasosiego, el de la incertidumbre, el reseteo interno.

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Hace un tiempo aprendí a mirar todo desde un modo artístico, entendí que esta era la única forma de poder subsistir en un mundo de talento sin tenerlo. Hay que esmerarse me dije, para escribir cosas deberás estar atento a todo. Empieza a mirar a tu alrededor, busca situaciones, haz ensayos cortos, pontee en el lugar de esa persona, míralo desde un punto de vista más globalizado.

Si, para mí fue esa mirada artística la que hizo que este ahora, a una hora de distancia de su “no” y de su “nunca” recitando ese poema que se me salió de no sé dónde. Es muy tonto, lo sé. Y lo sé de verdad. No debería observar esto (tan personal) como miro lo demás, me dije. Esto tengo que apañarlo de otra manera, no es momento para esto, es muy pronto. Es momento del duelo, me digo. Una catarata de pensamientos, palabras y frases se me empezó a atropellar en el camino. Y por si eso fuera poco, la conciencia no me deja tranquilo.

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Te suelto por decisión unánime, tú decisión unánime

Basta, aparte, ¿Por qué se te da de repetir palabras? Los grandes lo hacen. ¿Qué buscas un espejo? No sé qué busco estoy caminando hace una hora y cuarto de ella. Neruda escribió su poema Nº 20 a los diecinueve años. ¿Qué sabia Neruda del amor? ¿Se nace o se hace? Odias los dones, lo sé. Para mí que lo odias por carencia. ¿Carencia de qué? De eso mismo, claro. Si lo tuvieras no lo despreciarías. Aparte considéralo bien, vos tenes un don. El de la amistad, adonde vas haces amigos. Y lo usas. Tenes razón, pero yo quiero el don de ser querido por ella. ¿Eso es un don? No.

Te suelto porque jamás encontré certezas a tu lado

Nadie más aquí ha intentado, protegerte como yo

Las desventuras del amor, atinan contra las acciones

Pagare con ausencia las razones de tu indiferente corazón.

Pero a mí me gusta hacer esto. Me hace bien hacerlo. Yo escribo para mí. Eso lo leíste en algún lado. Si no cito la fuente es porque no lo recuerdo, no por otra cosa. Pero no es el momento de hacer esto. ¿Sabes a dónde vas o todavía no? No tengo idea, necesito despejarme, no puedo. Ya sé que no podes. Vos no ayudas. Notaste acaso, que ella te dejo hablar, pero su mirada era de “lo imaginaba” ¿Qué decís? No podes ser tan ciego. ¿Y ahora me decís esto? Míralo de este modo, un no, puede ser automático. Pero un nunca no. Un nunca tiene atrás un análisis, un estudio, igual que el que haces ahora vos a una hora y media de ella.

Te suelto porque un nunca jamás nadie refuto

Refutar lo irrefutable tampoco nadie lo intento

Un nunca es un contrato sin límite de tiempo

Habrá que volverse opositor de nuestro propio corazón

Entiendo lo que me tratas de inculcar. Pero yo veo algo que por ahí vos no ¿Qué cosa? Ella siempre habla de soledad, de que sufre mal de amores y  de que no le gusta lastimar a personas buenas. Pero ella no da oportunidad alguna a nadie. Pero a vos, hace hora y cuarenta y cinco minutos, te dijo nunca. Y eso no se lo dijo a todos. ¿Cuenta que yo sea su mejor amigo? No sé.

 

Las paradojas de tu vida son austeras

En su sencillez nos cuentan con malicia

Las desventuras de una niña que a cada instante

Frena su trote para rechazar un desconocido

Pues lo que parecía virtud hoy es defecto

El no poder retribuir a nadie el afecto

No ha de ser lindo para nadie

Menos para una muchacha tan deseable

Porque solo ella sabe lo que le duele

No poder corresponder a alguien que la quiere

 

Lo curioso es que haya dicho nunca. ¿Por qué? Porque es mujer. Y  el gremio de mujeres deseables rechazadoras no suele utilizar ese recurso. Ellas se nutren de las personas que las desean. Juegan TEG con ellos. Dicen que hay una reunión secreta de este gremio donde llevan la cuenta de los hombres que rechazaron. Se codean entre ellas, hay podio y premios. Y que ella te haya dicho nunca te saca automáticamente de su conteo. Porque no te puede tener más en vilo. El hombre necesita una duda, y ellas generalmente la implantan. Con algún titubeo. Claro. Hay que tener en cuenta que el hombre herido no necesita de mucho para despertar una ilusión. Pero a vos te dijo nunca. ¿Entonces me quiere? Me atrevo a decir que sí. Te libero de una calamidad. De un cáncer que se lleva la ilusión de las personas al más mísero infierno.

Un momento… ¿ese es mi nombre? Si, te llaman a vos. ¿Quién? Ella. No puede ser. Si mira ahí viene. Está muy agitada. ¿Se habrá arrepentido? Deja que tome aire.

“Disculpa, ¿te dije nunca?”

“Sí”

“Perdón, no era para vos, creo que HOY lo nuestro es imposible, solo eso”

Ahora si debe haber pasado al frente en el TEG. Ahí se va de nuevo. Ya sé, déjala ir. Te juro que veo al jurado de las gremialistas dejadoras aplaudiéndola emocionadas. ¿Entonces tengo una oportunidad? Parece que sí. De ahora en más seré más atento con ella. ¿te puedo preguntar algo? Seguís pensando lo mismo de ella. Claro que no. Ambos estábamos equivocados.

Que mujer tan bella resultaste

Que de tus garras jamás me soltaste

Viste en mí una luz de esperanza que me obliga

A tratar de superarme día a día

Hasta algún día llegar a convertirme

En aquello que jamás nunca conseguiste.

 

El gremio de rechazados te estaría aplaudiendo a vos también. ¿De verdad? Me pone contento eso. Te estaría aplaudiendo la cabeza con dos baldosas.