Carta a un Anciano

Hola, disculpe usted el atrevimiento. El atrevimiento de correr con ventaja, es que yo sí sé quién es usted, pero usted ni se imagina quien soy yo. Lo conozco, conozco quien fue, y creo llegar a conocer quien será dentro de unos años, es por eso que le escribo. Le escribo desde el pasado, programe la situación para que usted la esté recibiendo ahora. Claro está que, solo la va a recibir en caso de que su vida haya avanzado a ritmo natural y ninguna situación casual o causal la detengan antes.

Esta carta, la habrá recibido muchos años antes su primer hijo con una explicación, diciendo que se la tiene que enviar a usted o hacer llegar de alguna manera. Su hijo es chico hoy, pero cometí nuevamente el atrevimiento de adelantarme a los hechos, y le cree una cuenta de gmail. Le brindare la contraseña cuando sea conveniente.  Cuando reciba el mail ya tendrá esta carta y el fin de la misma, hacérsela llegar a usted. Al principio se opondrá, lo sé. Le parecerá muy estúpido, pero lo convenceré. Tengo una lista de defectos para exponerle. Al final lo convenceré, estoy seguro.

Entonces por fin, luego de sorteados algunos problemas técnicos. Usted tendrá esta carta en sus manos, o alguien se la leerá, o tendrá usted que aprender a leer los labios por la sordera. O deberá usted aprender a leer en braille, antes de quedarse ciego, claro.

Si, lo sé. Está sorprendido de la precisión de mis datos, se estará preguntando quien soy, ansioso. Lo conozco bien, y sé que lo hará. Sé que se salteara algunas líneas por querer anticipar el nombre del emisor. Usted no soporta el no saber, el misterio le molesta y enoja. Pero contrario a lo que debería lo torturare más, y le aclarare que deje de buscar mi nombre en el resto de la carta, porque no lo encontrara. No le quedara otra que ir descubriendo letra a letra quien le escribió, quien le hablo y quien lo vio.

Profundizare su intriga al decirle que sé que tiene dos hijos. El primero me atrevo a decir que tiene una personalidad muy parecida a la suya. Entusiasta, alegre, divertido y un poco torpe. Veo que se aburre con la misma facilidad que se entusiasma. Igual que usted, vio que no le mentía, yo lo conozco bien. El segundo pinta para ser más parecido a su mujer, aunque son muy chicos todavía. Cuando tenga este papel en las manos, usted podrá decirme si acerté o erre con los pronósticos de ambos.

¿Su mujer? Si, puede que lo haya dejado, como puede que no. Me atrevo a profetizar que no. Pero si lo hace, no hay nada que reprocharle. Solo agradecerle. Para aclararle su intriga en este tema le diré que otra vez me metí en sus asuntos (no me odie) y le advertí a ella lo que padecería al lado de usted con el correr de los años. Le dije lo que pensaba de usted, si, ella se rio al principio. Pero yo la detuve con mi cara de seriedad, una cara que me cuesta sostener. Porque yo, al igual que usted y que su primer hijo, no tengo la facilidad de la seriedad, se me da, al igual que a ustedes dos, la risa fácil y llevo la sonrisa impregnada. Sin saber quitarla. Entonces me esmere, para que ella entendiera que le hablaba enserio. Y le advertí de “vos”. Si, de vos. Ya no te puedo tutear más. Nos involucran miles de historia y ya no puedo sostener esa formalidad, es una farsa. La agarre a tu mujer y con la mayor seriedad que obtuve no sé dónde, le dije todo lo que se le venía si no te dejaba a tiempo. Que ibas a sufrir Alzhéimer, porque de cada tres cosas que ella te pedía, te olvidabas cuatro. Que te ibas a defecar todo el tiempo y ella te tendría que cambiar, eso es inequívoco ya que de muy joven sufrías la necesidad de un baño cada quince minutos. Por regla de tres simple, es muy probable que a esa edad en la que estas, sin la agilidad que antes te permitía llegar al inodoro en tiempo y forma (y a veces fallaba), te cagaras en cualquier lado. Lo de la sordera te lo hizo ver ella, ya que te tenía que gritar para que la escuches. Muchas veces le decías que sí, sin entenderla. La vista la podes perder de tanto usar la tecnología, sospecho que sos de una de las generaciones con más ceguera de la historia por la cantidad de pantallas en tu vida. Te conviene dejarlo a tiempo, le dije. Vos me dirás cuando recibas esto sí lo hizo o no.

Me niego a creer, que a esta edad en la que estás leyendo esto, alguna enfermedad haya logrado hacerte olvidar lo que disfrutabas ir a la cancha.  Por qué no creo que haya nacido todavía un mal para borrar semejante placer. Y semejante dolor. Porque vos sabes como sentías ese cemento como un órgano vital. Cuando otras miles de almas le saltaban encima, vos lo sentías vibrar adentro. Y sonreías, siempre sonreías. Y si, se te llenaban los ojos de lágrimas. Pero nunca podías llorar.

Eso te incomodaba. Porque las personas normalmente lloran en rituales. A vos te marcaron dos. En los que te sentiste totalmente perdido, triste, herido y no. No pudiste lagrimear como el resto de los mortales. El descenso de tu equipo y el fallecimiento de tu abuelo. Sentías quizás, una tristeza mayor a ese que se desparramaba por el piso, implorando que todo sea mentira, que todo sea una pesadilla. Pero no lo podías demostrar.  Porque no podías llorar. Pero te voy a contar algo que te erizara la piel. Yo sé que lloraste. No te asustes, no soy un fantasma. Soy real. Tan real como la vida que viviste y tan inusual como la vida que sentiste. Yo sé que lloraste en el baño, en la ducha. Solo. Sin nadie. Y le preguntaste a los azulejos, a la grifería y a la cortina del baño, el porqué. Porque  pasaban esas cosas que vos no querías que pasen. Por qué el porvenir te arrastraba a un lugar jamás añorado, ni imaginado si quiera. Porque hasta las pesadillas y los demonios debajo de la cama tenían sus límites y sabían que con un abuelo y una pasión como el futbol, está prohibido meterse.

Te tengo bastante mareado y tocado seguramente, y tengo que decir que me regocijo de pensarlo. Y lo hago con la ilusa idea de ayudarte a no olvidar. Porque cuando las personas se ponen grandes, y se rodean de otras personas de menor edad o de la misma pero que no conocieron de jóvenes. Olvidan. Y cada vez que cuentan una anécdota, olvidan otro detalle. Nadie nos dice que las anécdotas se gastan, tienen una vida útil. Por eso no hay que despilfarrarlas. Olvidan, no paran de olvidar. El guiño de la muerte debe ser ese. La nulidad de los recuerdos. Entonces ya no lo hago para ayudarte a no olvidar solamente, sino también con el absurdo pensamiento de mantenerte con vida.

Las personas grandes terminan así, sintiéndose solas sin estarlo. Su soledad no pasa por el número de personas que tengan a su alrededor. Si no por la cantidad de fantasmas de personas que conocieron y ya no están. Necesitan contacto con la vida sana y divina, la única divinidad. La de los infantes. De los niños. Absorben su vitalidad mejor que los adultos. Porque ellos sí ven el fin de cerca. No están cegados por las cataratas de problemas que no tienen operación todavía.

Te escribo entonces, porque sé que de joven te preocupaban los problemas de la vejez. Y aunque nunca lo compartiste con nadie, sé que desde el momento que tomaste conciencia del ciclo humano de vida. Pero por sobre todo del miedo a olvidar. Porque sé que no te da tanto miedo morir, como morir olvidando. Desde que tomaste conciencia de que en la vejez podrías olvidarte quien fuiste, que hiciste, que sentiste, que pensaste, que hubieses deseado hacer, que amaste y que odiaste. Desde ese momento no paraste de pensar en inventar algo que detenga este evento escandaloso. Pero fallaste.

Es en este momento seguramente. Que te haces muchas preguntas indignado sobre él porque vivimos como vivimos. Es en este momento donde te estas preguntando por que te llenan la cabeza con información absurda. Que no solo no nos sirve, si no que nos aleja de lo esencial. De lo vital. Te llenan la cabeza de fechas de guerras, de provincias de otro continente, de fórmulas matemáticas inmensas. Te estas preguntando por que las personas cometen la estupidez de sacarle la pasión propia a los niños. Si el nene se saca un diez en dibujo y un tres en matemática, se lo obliga a asistir horas y horas a un profesor particular de matemática. Horas que podría estar utilizando con un profesional de dibujo. Te estas preguntando por que no se valoran los altos en alguna materia pero si la media en todas. Como si ser un seis en todo fuera más impresionante que ser un diez en música y un tres en historia. Como si por tener mucha relación con un compañerito te separen un poco para que se parezca a las demás relaciones.  Te estas preguntando porque, en vez de enseñarnos lo que hicieron grandes personas, porque no nos enseñan que pensaron, que los movió. Porque ahí está la fuente del tesoro al final del arcoíris. Contagiarnos la chispa inicial, lo que mueve, lo que incita, lo que activa. Pero pareciera que nos van preparando para este momento. Este momento en el que te encontras vos, leyendo esto.

Y ahora si me voy, con la esperanza de haber logrado, después de tanto fracaso, una victoria, chiquita e insignificante, pero victoria al fin. Porque si logre que recuerdes algo de todo lo que te dije. Sé que vas a sonreír. Porque seguramente  te acordaras cuando te sentaste hace más de cincuenta años atrás, después del fallecimiento de tu abuelo, después de ver descender y ascender a tu equipo, después de ver el nacimiento de tus dos hijos. Después de tantas alegrías y tantas tristezas. Después de todo eso, te sentaste un día. Y dijiste. Yo no puedo fallar. No puedo olvidar. Y ahí, dijiste. O mejor dicho. Pensaste. Y sonreíste. Y escribiste esta carta para recibirla vos mismo años después.  Si no te acordas de nada de esto. Quédate tranquilo igual. Porque si, ya se. Después de todo lo que te dije, es una derrota. Pero quédate tranquilo igual. Que viviste y disfrutaste, amaste y lloraste. Pero por sobre todo, te resististe con nobleza a ese diablo letal, llamado olvido.

35 Comentarios Agrega el tuyo

  1. jecnisse dice:

    Me puse cómoda para leer esta bella entrada con tanta realidad y emotiva,…muy emotiva,,,,

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    1. Muchísimas gracias por el tiempo prestado!
      Saludos

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      1. jecnisse dice:

        Gracias por escribir….

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  2. Mauricio Psy dice:

    Nunca es una perdida de tiempo pasar por tus tierras compañero. Gracias por el paseo. Muchas gracias.

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    1. Gracias a vos compañero! Siempre sos bienvenido. Saludos y gracias

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      1. Mauricio Psy dice:

        Aún espero por mis pasajes a pocas luces.

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      2. Jajaja pronto saldra

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  3. MaruSpleen dice:

    Me ha encantado, todos deberíamos recibir una carta así. Un saludo!

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    1. Gracias Maru!
      Voy a dirigir todos mis ahorros de mandados de la infancia hacia una Pequeña empresa encargada de hacer llegar estas cartas 😁

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  4. Una historia estremecedora.

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    1. Gracias por halago oscuro, son los que más disfruto Eduardo 😊
      Saludos y gracias por la lectura

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  5. Realmente profunda.
    Lo cierto es que sin los recuerdos no seríamos nada. Que forma de narrar tan dulce.
    Gracias por el viaje al país de los recuerdos.

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    1. Gracias a usted, por prestarse a recorrer el viaje .
      Saludos

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  6. Leo dice:

    Felicitaciones Fabián por tan bella carta. Me ha gustado la esencia de la misma y el hecho de estar narrada con mucha empatía, más allá de disentir con el argumento del olvido. Saludos cordiales.

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    1. Gracias a vos Leo por la lectura, y la elegancia para halagar algo con lo que no estás de acuerdo.
      Saludos, nos leemos.

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  7. milepatry dice:

    Hola Fabian, me encantó ese texto. Espero sigas compartiendo esos bellos escritos

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    1. Hola! Me alegro que te agrade 😊Muchas gracias por la lectura!!
      Saludos

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  8. Beatriz G. López dice:

    Simplemente sublime…

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    1. Muchas grácias por la apreciación Beatriz!
      Saludos, nos leemos.

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  9. Carlosche1 dice:

    Siplemente Gencial aveces olvidamos lo que más cerca tenemos y es el brindar cariño a las personas que nos rodean y son imprescindibles en nuestros días….

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    1. Muchas gracias Carlos! Y estoy de acuerdo con eso.
      Saludos, nos leemos.

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      1. Carlosche1 dice:

        Saudos a ti hermano gracias por publicar articulos como ese un abrazo…

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  10. Muy bonita la carta. Con tantas prisas no echamos cuenta de los ancianos, ni pensamos que mañana los ancianos seremos nosotros y quizás con achaques. En todas las épocas de nuestra vida necesitamos amor. Un cordial saludo

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    1. Muchas gracias por el tiempo prestado, me agrada que le guste y comparta el sentido mas simbólico del texto, el ciclo incorruptible de la vida.
      Saludos

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  11. Poli Impelli dice:

    Otros mates con deleite y gratitud por tus letras.
    ¡Salud!:-)

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    1. Nos vamos a empachar Poli jajaja
      Gracias por la lectura!
      Salute

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  12. luiszlblog dice:

    Mucho mas que bueno, excelente.

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    1. Muchas gracias Luis!!
      Saludos, nos leemos.

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  13. Me quedo con tu prosa tatuada en la memoria para no soltarla, me has enamorado, me has atrapado y ahora no quiero salir de tus letras. Gracias

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    1. Gracias a vos! Por tomarte el tiempo de leer y comentar todo esto buenísimo!!
      Saludos, nos leemos 😊

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