Me vas a doler.

 

pocas luces

Vas a doler

No tengo una fecha estimada, menos un horario particular. Pero va a llegar ese momento en que me duelas. Y me duelas como duelen las cosas sin solución, como la muerte, los amores no correspondidos y los que son como vos.

Con esa tensión y esas ganas de nada. Ni de vos. Va a llegar ese momento donde vas a doler, y me voy a alejar de mi misma, y me voy a desconocer. Me voy a olvidar de que soy una, me voy a sentir una canción a medio escribir.

Con esa estúpida forma de extrañar lo cotidiano. Me vas a doler en cada mate dulce, en cada caricia atrás de la oreja y en cada domingo de cancha.

Me gustaría que me duelas como hace veinte años se dolían y no como ahora, que no me alcanza el desenfoque de los ojos para evitarte en tantas redes,  entre tantos contactos y seguidores.

Vos me sonreís, y yo no puedo dejar de pensar en que me vas a doler. Porque siempre es así. Las pasiones que terminan y no se diluyen en líquido, son las más intensas. No es que se terminan porque no son equivalentes, sino porque se dieron todo de golpe, con la intensidad de un boxeador que quiere noquear en el primer round.

Me acaricias y me preguntas que me pasa. Y yo no puedo disfrutar este momento. Por imbécil, o por futurista, o simplemente porque percibo que tamaño ímpetu para amarnos a solo dos meses de habernos conocido, no puede durar para siempre. Lo mejor, lo más sano, es terminar esto cuanto antes.

Me vas a doler, en la incongruencia en la que vivimos, al fin y al cabo, quien necesita vivir más tiempo de lo que dura un amor intenso.

 

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