Farol.

«Como llevar una estrella, llevar un farol.

En un pueblo oscuro, nublado de dolor.

Como llevar el sol, llevar un farol.

En un mundo siniestro, acercando el calor.

A espaldas de lo convencional,

de frente a la asimilación,

de no querer ser un muerto vivo,

si no ser resplandor»

Roma


 

Te espere en la puerta de la cervecería en la que acordamos encontrarnos.Iba a ser una noche especial, como hace mucho no la tenía, más precisamente dos meses, cuando te deje un 24 de marzo a las 04:10 a.m en la zona de embarque de Ezeiza.

Llegue del trabajo, cansada, agotada, pero no me importaba nada. Esa noche dejé los problemas laborales en la oficina, sobre el escritorio. Me duché rápido, no tardé más de 5 minutos. Sequé mi pelo para que quede liso y brillante. Me maquillé discretamente para que me veas linda, pero tampoco quería que notes que me arreglé tanto para vos.

Estuve toda la tarde repasando cada una de las prendas que forman parte de mi ropero (y mirá que son muchas), pensando cual sería la combinación perfecta para nuestra primer cita.

Sí, Coki, iba a ser nuestra primera cita.

Lo que me costo decirte que sí a esta primer cita, te confieso que inventé varias escusas tratando de posponer lo impostergable. Tenía miedo, jamás tuve una cita, CITA con todas las letras, nunca. Si bien hace 3 meses atrás comíamos todos los domingos, esta vez era distinto. Te iba a mirar y te iba a querer abrazar, besarte no creo pero no por falta de ganas, ese paso lo tenías que dar vos, no soy de ese tipo, cagona para algunos, dubitativa para mí. Besarte no creo…

Me puse un jean Oxford bien ajustado (ese que compré hace una semana, y querías ver), unas botas negras con taco (para disimular  mi baja estatura), una camisa color crema suelta, campera de cuero negra, bufanda y mi maxi bolso de cuero negro que tantas veces te hice cargar. Tomé las llaves de mi destartalado auto y salí. Fui puntual, 21.30hs estaba esperando, nunca fui de ese selecto grupo de mujeres que disfruta de hacerse esperar.

La mesera me preguntó si quería una mesa, le dije que todavía no, que estaba esperando compañía. Quería que eligieras vos, afuera con el viento moviéndome el pelo, adentro pegado a una ventana. Esas cosas, las del entorno de la primera cita, le corresponden al de la iniciativa. Y ese fuiste vos.

Meses de charlas, donde la ilusión fue creciendo palabra a palabra, donde los sentimientos fueron floreciendo. Descubrí cosas nuevas, sentimientos nuevos. Me hiciste sentir celos por primera vez, y mira que salía de una relación de 6 años, pero con vos experimente los celos de esos que te enojan, frustran y desesperan. Lo hable con un amigo, el que me oficia de psicólogo, no podía estar sintiendo eso, no éramos, bueno no somos nada, me frustraba la situación, no podía entender que estuviera celosa hasta de mi prima (la que me confesaste, amabas en jardín, por sus dos colitas en el pelo).

Fue inevitable ilusionarme, me devolviste la sonrisa. Esa sonrisa boba, genuina, que nace en el corazón, se dibuja en la curvatura de los labios y refleja los ojos.

Estaba nerviosa, tenía dolor de panza, las manos me sudaban como en un parcial de la facultad, nos íbamos a ver después de meses.

Estaba nerviosa, pero no por verte, en realidad porque esta iba a ser una cita de un chico y una chica que se gustan.

Creo que te gustaba, o a esa conclusión creí llegar al charlar con diferentes amigos. Vir (la realista) dijo que eras un histérico, Mar (la descreída) creía que solo querías sexo y Pica (mi versión masculina) dijo vos estabas enamorado de mí. Quizás no escuche a mis amigas y me quede con la versión que quería escuchar, la que me endulzo los oidos.

En el medio terminaste una relación, que en ese entonces ya me molestaba.

En el medio, supere ese tabú de que compartí algo con tu mejor amigo, tu hermano. Esos benditos códigos masculinos en los que yo pensaba, no sé si vos los tenías muy en cuenta. Pero esa noche no me importa ni tu ex y mucho menos, tu mejor amigo. De camino al bar, pensé las mil formas en que te iba a saludar, un abrazo de esos que frenan el reloj, un beso en la mejilla o si directamente nos íbamos a atacar a la boca, que a fin de cuenta era lo que nos presagiaban nuestras ultimas charlas. La panza se me estremecía por milésima vez de los nervios. Era nuestra noche.

Una vez en la puerta del bar te escribí “Ya estoy”.

Diez minutos más tarde, veía que el mensaje seguía sin ser leído, te puse ¿Y? con mayúscula, como si por hablarte así, ibas a aparecer.

Quince minutos más tarde llego la primer llamada, seguida por el mensaje ¿Y, vas a venir?

Segunda llamada, ¿Me quedo, me voy? ya perdí la cuenta de los mensajes.

Tercera y cuarta llamada.

¿Dónde estás? Ése fue mi mensaje final.

Me aleje de la puerta del bar, torpemente. Me fui furiosa a buscar el auto, camino a casa no deje de mirar el celular esperando que me llames o contestes mis mensajes, nada.

Alguna lágrima de dolor se me escapó, pero la rabia la secaba automáticamente. Me dejaste esperando en la puerta del bar, en nuestra primer cita.

No importa, podemos volver a programar una cita, otra primera cita, pero ahora estoy acá, escribiendo entre odio y frustración, esta historieta.

No solo estoy escribiendo desde el celular, también estoy esperando tu mensaje. Quiero saber si sos un cagón, o si fuiste abducido por un ovni, algo que justifique que me hayas dejado esperando.

Si, me dejaste plantada.

La cólera siguió subiendo, al dejar de ver. La luz del departamento se esfumo. Me quede a oscuras, como todo el puto pueblo. A oscuras, y plantada.

En el medio de la neutra oscuridad, una luz titilo en la habitación contigua. Me acerqué sigilosa, un farol titilaba con una luz suave y rebelde dentro. Mis ojos se encontraron apaciguados en esa pequeña llama.

Tomé el farol y salí a la calle oscura y desierta. Salí a caminar sin tiempo ni brújula. La única guía era un farol extraño. La única verdad era que yo estaba viva. La realidad es que a la llama verdadera, no se la apaga con agua ni viento. La llama que llevamos dentro, solo puede ser devorada por un fuego mas fuerte.

 

Roma

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Reblogueó esto en Directas & Indirectasy comentado:
    No puedo sino descubrirme ante la magia de la prosa de Fabian… y compartirla, claro esta.

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  2. Magnifique! Acabo de convertirme en tu fiel seguidora!

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    1. Jaja muchísimas gracias. Nos seguimos mutuamente ☺. Ya me dedicaré con tiempo a tus escritos. Saludos!

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